Todos tenemos una historia y tú, estimado docente de ELE, la tienes a lo grande.
Existen muchas formas de explicar qué haces en esta vida, cómo lo haces y por qué lo haces. Puedes detallar con gran precisión tus cualidades, tu formación y tu experiencia en formato CV.
Pero me juego lo que quieras a que no estás acostumbrado a contar tu historia… ni a conectar con tus estudiantes a través de ella.
Echa un vistazo hacia atrás y justifica tu existencia. Qué viviste, cómo afectó a tu vida, por qué ahora te dedicas a esto de enseñar, hacia a dónde te diriges y cual es tu proyecto educativo y vital en este mundo.
Mejor dicho, justifica por qué has aceptado una responsabilidad tan enorme como es la de hacerte cargo de la enseñanza de una pequeña tribu, de un grupo selecto de individuos, de tus fieles estudiantes.
Ellos quieren saber quién eres y por qué haces lo que haces. Y, por supuesto, qué tiene que ver con ellos.
No tienes más remedio que contar tu historia. Todos tenemos una historia y tus estudiantes están deseando escucharla. Quieren conectar contigo.

Si no tienes historia, no conectas
No solo no conectas con tus estudiantes, sino con el relato de tu propia existencia.
Me llegan demasiados emails preguntando si tal curso de formación es el mejor, si tal Máster es recomendable a pesar de su precio, o si es recomendable realizar tal prácticas en tal lugar.
Sólo ven la punta del iceberg.
Cuando les pido que me cuenten su historia, simplemente, no la tienen. Se quedan en la superficie. Se arrojan a esta profesión y luego descubren que era más profunda de lo que parecía ser.
El problema no es que no tengan historia que contar (que la tienen), si no que se han equivocado de lugar. Por más que quieran explicar por qué son profesores de ELE, nadie les escuchará.
¿Es la educación tu lugar? ¿Es la enseñanza del español tu plataforma desde la que vas a dirigirte a la audiencia y conectar con tus estudiantes? ¿Es la enseñanza del español como lengua extranjera el micrófono con el que vas a contar tu historia?
Es una forma rápida de descartar si realmente deberías dedicarte a esta profesión.
Si tienes historia, tienes conexión. Si no la tienes, seguramente andes desconectado.
Deberías estar buscando en otro lugar. Las piezas del puzzle no te encajarán por más que insistas.

Por qué deberías contar tu historia
Se trata de algo más que desempeñar una mera profesión. Esto es algo que va más allá de huidas hacia adelante, trabajo fácil y dinero rápido.
Contar tu historia te va a permitir conectar con tus estudiantes e, incluso, con tu propia vida.
Contar una historia te ofrece foco en la vida
Te enseña de dónde vienes, dónde estás, hacia a dónde vas y por qué.
Justificas por qué estás aquí y por qué estás haciendo lo que estás haciendo.
Quizá no sepas 100% a dónde te diriges, pero sabes que avanzas. Sabes que te estás moviendo porque detrás tuyo dejaste unas huellas imposibles de borrar.
Das una imagen de profesionalidad a tus futuros estudiantes
Existen profesores de español a mansalva. Hay mucha paja. En Italki y en Verbling ya no caben más.
Pero tú eres tú. Tú tienes tu propia historia y siempre es y será diferente a todas las demás.
Si cuentas tu historia a tus estudiantes desde tu página web (el perfil de Italki es insuficiente), automáticamente te posicionas como algo diferente. Te di-fe-ren-cias de aquellos que tienen historia pero no se encuentran en el lugar adecuado para contarla.
Creas un relato que es 100 veces mejor que un mísero CV en el que explicas lo bonita que es la punta de tu iceberg.
Y sí, esto también tiene que ver con potenciar esas dos variables que tendrías que tener en cuenta en tu micronegocio.
Transmites una versión espiritual de la vida
Detrás de contar tu historia hay algo más que un simple profesional. Está el ingrediente secreto que va a caracterizar el panorama laboral del siglo XXI: la conexión.
La conexión es transmitir tu posicionamiento espiritual en esta vida con los demás y engancharles. Dicho de otro modo, justificas tu propia existencia en relación con los demás.
Creas un vínculo especial basado en la reciprocidad: tú recorres tu propio viaje, ellos también recorren el suyo y en mitad del trayecto los caminos se cruzan, os encontráis y se crea una conexión.
No vas a poder conectar con TODOS tus estudiantes, hay muchos que nunca entenderán qué narices estás diciendo. Tu historia no tendrá sentido para ellos.
En cambio, hay otros que se identificarán con lo que explicas y querrán que tú te conviertas en su profesor.
Estos son los alumnos de mi tribu. Son mis alumnos fieles que siempre me acompañan en mis clases.
Construye una historia para conectar con tus estudiantesCómo contar tu historia y conectar con tus estudiantes
Posiblemente estés de enhorabuena y hayas encontrado tu lugar. Posiblemente este sea tu lugar y todos estén esperando a escuchar tus palabras. Si eres de los afortunados, al final vas a poder contar tu historia desde la enseñanza.
Si ese es el caso, te ofrezco algunos consejos para que limpies tu garganta, desatasques tu lengua y te lances hacia tu audiencia.
Crea una historia sorprendente para conectar con tus estudiantes.
Utiliza la capa de tu background como telón de fondo
Echa un vistazo hacia atrás, hacia lo que has vivido. Es posible que no tenga nada que ver con la educación, ni con la formación de profesor.
Esto no tiene que ver con la palabra intrusismo. Esto tiene que ver con la palabra conexión.
He conocido a grandes profesionales del ELE que no vienen de origen adecuado, pero tienen un grandioso background que han sabido utilizar para catapultar su profesión.
Son buenos no porque hayan vivido experiencias increíbles, ni por la formación que hayan recibido, sino porque han sabido identificar su telón de fondo y lo han puesto al servicio de su labor como docentes.
Recuerda que la vida no es lineal ni avanzas recto durante todo el camino; siempre hay retrocesos, nuevos caminos que se abren y siempre acabarás encontrando nuevos retos a los que decidirás hacer frente.
No te avergüences por lo que hiciste antes. Todo ello, al final de tu viaje, cobrará sentido.
Tu objetivo es empezar a alinear todo lo que has vivido con lo que actualmente estás viviendo como docente.
Busca tu detonador
Yo lo llamo detonador. Tú quizá lo llames hacer click. Otros lo llaman momento de inflexión.
Da igual. Me refiero a ese momento, experiencia o conocimiento que activó el motor. Lo que produjo virar el rumbo y orientarte hacia esta profesión. Aquello con lo que dijiste: “quiero dedicarme a esto”.
Si identificas tu detonador y lo incluyes en tu historia, tus estudiantes empatizarán contigo. Además, ofrecerás realismo a tu historia y te ayudará a ir desarrollándola con más facilidad de cara al futuro.
Quizás no todos tus estudiantes comprendan tu detonador, quizá no haya sido el mismo detonador, pero es algo que compartimos todos los seres humanos. Se llama conexión y ofrece un velo de humanidad a tu historia.
Eso es algo que todos acabamos compartiendo porque a todos nos gusta cambiar, presenciar el cambio, aunque no todos estemos dispuestos a dar ese paso.
Une los puntos
Tomo las palabras de Steve Jobs en su discurso en la universidad de Standford.
Es difícil, en el presente, que puedas unir los puntos. Es bastante fácil que, recorrido gran parte de tu viaje, puedas echar la vista atrás y veas que todo tiene sentido.
Haz este esfuerzo y mira hacia atrás sin importar en qué momento estés de tu viaje. Une los puntos. Conecta lo que has vivido con tu momento presente, con tu profesión como profesor. Busca esa línea de puntos que brillan y únelos para dar sentido a tu vida.
Narra los problemas que tuvistes. Publícalos sin tapujos. Muestra tus desconexiones, momentos que aparentemente no guardan una linealidad con tu relato como docente y luego únelos. Siempre únelos para crear una larga fila de puntos.
Si incluyes estos puntos, te quedará una historia coherente y cohesionada. Todos la entenderán, vengan del lugar del que vengan.
Brilla intensamente en tu historia
Cada palabra tiene que brillar, tiene que ser especialmente intensa.
¿Cómo es posible que tu historia, que es el relato de tu vida, no pueda ser intensa? ¿Cómo no te puedes creer que estás participando en un momento de la historia francamente interesante? Todo está cambiando, evolucionando, tomando un nuevo aspecto y, especialmente, el mundo de la enseñanza.
Cuando estás viviendo un momento histórico de revolución y cambio, deberías sentirte protagonista en cada una de tus acciones. Eres partícipe de esta intensidad y de esa pasión y por eso tu historia tendría que brillar intensamente en cada una de sus palabras.
Puedes fingir que no existe tal intensidad. Puedes mentir en tu historia, falsear tus palabras y mirar hacia otro lado. Pero no puedes escapar: eres partícipe de un momento histórico interesante en el que has decidido aportar tu granito de arena para el cambio.
¿Ese no es motivo más que suficiente para relatar una historia que tiene como protagonista a un docente guiado por la intensidad y la pasión en lo que hace?
Concluye con un final abierto
Concluye tu historia con el punto final, que es el actual.
De qué te ha servido lo que viviste. Por qué decidiste acabar lanzando tus propias clases. Que vacío sentiste y cómo la educación y tu labor como docente te ayudó a llenarlo.
De este modo, tu profesión se justifica. Tu proyecto de vida se justifica. Tu historia toma forma. El círculo se cierra.
Pero la historia no concluye definitivamente. Es un viaje al que aún quedan muchos pasos que recorrer y en el que tus estudiantes se pueden convertir en protagonistas, acompañándote en tu propio viaje.
La conexión se crea y todos salimos ganando. Todos tenemos el derecho a participar en esta apasionada historia. Todos tenemos derecho a ser protagonistas.

Un ejemplo rápido: Mi historia
Esta es mi historia. Cumple con su propósito: conecta con mis estudiantes y cohesiona mis últimos 10 años de vida de tal forma que me ofrece foco para seguir avanzando.
Mi historia tiene formato de viaje. Un viaje de aprendizaje, un viaje cuyo transporte es la enseñanza del español, un viaje de cambio y de servicio a los demás.
No conecta con todos; no es necesario. Conecta con los que comparten la misma historia.
Parte 1: quién era antes
Mi historia te sitúa en un marco de realidad reconocible y con el que es fácil empatizar: un joven licenciado que vive la crisis económica y que acaba emigrando de su propio país para ganarse la vida. ¿Te suena esta historia?
Es un marco de realidad que muchos compartimos. Tendrás a muchos amigos que también lo han vivido y habrás leído en las noticias relatos similares. La gran diferencia es que no se detiene aquí como la de otros muchos. La gran diferencia es que… continúa.
Cada uno de los hechos que vienen a continuación los vivo intensamente. Mis palabras brillan intensamente porque considero que todo tiene sentido, todos los sucesos que acompañan mi vida están estratégicamente situados y conectados.
Desconozco el final de mi historia, pero camino intensamente. Todo esto es posible porque conozco quién era antes.
Parte 2: cómo emprendí el viaje
Mi detonador fue la crisis económica. En ese momento decidí salir de mi país y aportar mi valor al resto del mundo.
Fue un viaje de conocimiento. Renuncié a lo que me detenía, rechacé lo que me ataba y me liberé. Acabé firmando un nuevo contrato de vida.
Durante mis primeros años tomé la profesión de la enseñanza del español como un medio de supervivencia a media que transcurría este viaje introspectivo. Llegó un momento en que se convirtió en el principal protagonista de mi historia.
De este modo, enseñar español dejó de ser una mera profesión para ganar dinero y poder comer. Se convirtió en el eje principal de la historia porque logré conectarla con mi viaje vital.
Parte 3: qué aprendí durante ese viaje y cómo afectó a mi tarea como docente
Durante ese viaje, viví en diferentes países, enseñé en diferentes centros, a diferentes estudiantes… experimenté la docencia en múltiples formas.
Conecté con muchas personas e ideas. Esto tuvo una clara transformación en mi visión de la vida… pero también en mi tarea como docente.
Aprendí mucho y estuve siempre dispuesto a aprovechar esta experiencia al 100%.
El camino que sigo ahora, mi estilo de vida y lo que estoy ofreciendo al mundo sería casi imposible de ofrecer sin haber vivido esas experiencias.
Parte 4: por qué decidí comprometerme y emprender este proyecto educativo (y vital)
Ahora, después de casi 10 años, puedo conectar los puntos.
Tengo mi propia metodología, mi propia visión de la enseñanza y concibo qué lugar debería ocupar el aprendizaje/enseñanza del español en nuestras vidas, tanto como alumnos y como docentes.
Este blog, mi canal de podcasting y mis clases de español online navegan en esa dirección. Narran la misma historia.
Al final he podido justificar mi propia experiencia. Y si hay alguien que realmente lo entiende, son mis estudiantes.
No necesito nada más. Esta es mi historia.
Entre tanto ruido en la red, a veces olvido detalles como los que se cuentas en este post. Ciertamente, tomar conciencia de nuestra esencia, su historia y hacia dónde queremos ir no deja de ser la vida misma. Pienso que en nuestra profesión, los referentes son vitales, como faros que nos guían y nos inspiran. Es el caso de Steve Jobs. Me gustaría dejar una cita de Lucio A. Séneca, autor hispanolatino, como complemento a este artículo: “No existe viento favorable para el que no sabe a dónde va”.
Poder conjugar nuestra profesión con nuestro trayecto en esta vida es clave para ejercer tanto de buenos profesionales como para ser simplemente felices. No veo razón en dividir profesión y posicionamiento espiritual; tendrían que ir siempre unidos y aún más en un sector como es la enseñanza.
Me asusta ver a los docentes que deciden emprender su propio negocio contando con una gran colección de arsenal de márketing pero nula concepción espiritual de su profesión y de su vida. Yo intento compaginar ambas facetas y eso favorece, curiosamente, a mi profesión y a mi felicidad en este mundo.