Si eres de los que usas Italki como plataforma para tus clases online, estoy casi seguro de que ante ti han desfilado toda clase de alumnos.
Todos ellos forman parte de una nutrida y variada tribu con sus propias características, patrones sociales y normas de aprendizaje.
Incluso, si la analizamos con más atención, podemos identificar hasta un total de 18 subtribus formadas por alumnos cuyo único nexo de unión es su voluntad por aprender lenguas (o no…).
Si todavía no has experimentado a estos 18 alumnos de Italki, seguro que alguno de ellos ya ha pasado por tus clases.
Es lunes y toca empezar la semana con un poco de humor.
Los 18 alumnos de Italki
Algunos pueden representar una única tribu. Otros pueden compartir características y pertenecer a dos o incluso tres tribus a la vez.
Pertenezca a la tribu que pertenezca, hablamos de 18 alumnos de Italki.
Alumno 1: El recién llegado
Frase: “No tengo ni idea de cómo he llegado hasta aquí pero tú me lo vas a explicar”
Con mucha suerte será capaz de comunicarse contigo mediante un mensaje.
Te pregunta cómo se reserva una clase, cómo funcionan los cursos, y cómo se paga.
Más que querer concertar una clase contigo, quiere utilizarte como fuente de información ante este nuevo mundo que ha descubierto llamado Italki.
Echas un vistazo a su perfil y bingo: no ha tomado todavía ninguna clase. Echas otro vistazo y bingo: se registró hace unos minutos.
Alguien tenía que hacer de conejillo de indias y te ha tocado a ti. No pasa nada, es el nuevo y tú eres su primer contacto virtual.
Si sobrevives a su interrogatorio, con suerte tendrás a un nuevo alumno en tus clases.
Alumno 2: El Procrastinator versión detroyer de tu paciencia
Frase: “Me ha surgido un imprevisto y no puedo hacer la clase. Tranquilo, que la próxima semana me va a pasar igual. No estoy seguro pero lo presiento”.
Te reserva una clase con una semana de antelación… bien. Justo el día antes te envía una petición de modificación de día y hora. Vaya, “qué mala suerte” piensas.
Esperas al nuevo día y justo 24 horas antes… modificación de nuevo. Si quedan menos de 24 horas: mensaje de disculpa en el que tiene que cancelar la clase.
Es como una relación tóxica: te quiero, pero no te quiero, te quiero pero por la mañana, no espera… el siguiente domingo a la hora de cenar…
Alumno 3: El Cobrador del Frac
Frase: “Una clase fantástica. Gracias. Adiós. Yo ya he pagado y tú no has cobrado”.
Voy a avisarle porque creo que no sabe que los profes de Italki no reciben el dinero HASTA QUE que el estudiante indica que la clase ha terminado.
Pero justo en la siguiente clase vuelve a hacer lo mismo. Le vuelves a avisar. No te preocupes: que en la tercera tampoco se acordará de decirle a Italki que la clase ha concluido.
No tiene problemas en concertar clases pero sí en indicar que han terminado. ¿Mala memoria quizá? Terminar una clase con él o ella puede durar semanas. Cobrar a tiempo también.
Alumno 4: El abuelo de la tecnología
Frase: “¿Skai..qué? Yo es que no sé cómo va todo esto y no quiero utilizar cosas difíciles”.
No pasa nada. Lástima que tomar una clase online obligue necesariamente a utilizar estas cosas difíciles llamadas tecnología.
Este tipo de alumno lo reconocerás porque tardas más tiempo explicándole cómo activar el micro de Skype que en darle clase.
Más que una clase de lengua, es un video tutorial de “10 pasos para conectarte a Internet y cerrar Windows dándole al botón de inicio”.
Alumno 5: El enfermo de gramaticálitis aguda
Frase: “Desayuno gramática. Almuerzo gramática. Como gramática. Mi novia se llama gramática. Tengo un tatuaje que dice “Me encanta el subjuntivo”.
Es aquél alumno que sufre gramaticálitis aguda y no concibe una clase sin su ración diaria de gramática.
Entre unas vacaciones al Caribe en un hotel de lujo, jacuzzi y playas paradisíacas y un libro de gramática prefiere el libro… y un curso de gramática de regalo.
Le intentas explicar que la gramática es sólo uno de los seis elementos que conforman la competencia lingüística y que ésta, a su vez, forma parte de la competencia comunicativa junto a otras competencias.
Pero no lo entiende o no quiere entenderlo. Él siempre quiere ver a su gramática en clase.
Alumno 6: El incansable
Frase: “¿Ya se ha terminado la clase? Bufff necesito deberes, dame deberes difíciles, que sean challenging. ¿Sólo eso? Pues te voy a hacer todo el libro para la próxima semana”
Le gusta hacer horas extra… y te lo obliga a que tú también las hagas.
Cree que su pasión por estudiar lengua también se traslada a la cantidad de horas que tú te tienes que dedicarte a ello. No le falta razón pero existen unos límites.
No entiende que los profesores también tenemos una vida más allá de nuestras clases y que en ella no existen los deberes a doquier, ni las horas extra interminables ni los estudiantes que necesitan dar un paseo y que les de un poco el aire.
Alumno 7: El correcaminos o pollo sin cabeza
Frase: “¿Objetivos? Pues, así, por lo pronto, hacer todo un nivel C1 en dos semanas”.
Se trata de un alumno que concibe una clase como una pista de atletismo y su aprendizaje como la carrera de los 100 metros lisos.
Quiere ir rápido, muy rápido. Sale de casa como un rayo sin saber si tiene que ir a buscar a los niños o a comprar tabaco.
Su excusa es “no, si ya lo entiendo”. Su realidad es “sí, pero no das ni una”.
Ni la performance de Chomsky ni la competencia comunicativa de Canale y Swain existen en su catálogo de estudiante. Cree que aprender lengua es como aprender fórmulas matemáticas que hay que memorizar y luego por arte de magia puede aplicarlas sin errores ni problemas en cualquier situación comunicativa.
Tiene un cuaderno con todas tus explicaciones gramaticales y vocabulario. Su objetivo es escribir más y más y cada día más. Ese cuaderno tiene que explotar de contenido teórico.
Y si ve que tiene problemas te dirá lo siguiente “vamos a otra cosa que esta ya me la sé”. Y después se irá a comprarse otro cuaderno.
Alumno 8: El “despacito”
Frase: “La razón por la que quiero estudiar español es porque me gusta la canción “Despaaaasiiiito”, ¿La has escuchado?
Sí, la he escuchado. Es una desgracia.
Pero te voy a explicar otra desgracia: no vas a durar mucho aquí cómo esa sea tu única motivación.
Decidir aprender estudiar una lengua por una canción, un baile latino, una serie de televisión o el fútbol no te va a llevar muy lejos.
Alumno 9: El Llanero solitario
Frase: “Hace tiempo que me fui de mi país para vivir en España. Ha sido una experiencia dura y díficil. De eso ya hace 12 años… y todavía no hablo español”.
El caso del estudiante que lleva siglos viviendo en un país de habla hispana y todavía no sabe decir nada más que “Gracias, Feliz Navidad”.
Tiempo suficiente como para colocarle quizá en un nivel avanzado. Sorpresa: no llega ni al A2.
¿Qué narices has estado haciendo estos 12 años? Es todo un misterio. ¿Vive un caso de estudiante Erasmus español que sólo se relaciona con los de su país?
No te lo explicas. El presente al menos ya se lo sabe. El irregular le cuesta un poquito.
Alumno 10: El intermitente
Frase: “Luz. No hay luz. Luz. No hay luz…”.
Te contrato clase una semana. La próxima desaparezco.
Te contrato dentro de dos. Desaparezco otras tres. El domingo te escribo. El lunes ya no estoy.
Fantasma, intermitente o faro averiado. Tú decides. Aún queda mucho para el disfraz de Halloween.
Alumno 11: El pasaba por aquí
Frase: “Pues nada, pasaba por aquí y me he dicho: oye Mike, ¿por qué no estudias español?. Y aquí estoy”.
Un día se le apareció la virgen y le reveló un mensaje divino: estudia español y guiarás a la humanidad.
O quizá era un domingo aburrido en el que encontró Italki en Google y decidió utilizar una de las 3 Trial Lessons que te regalan.
El resultado es un poco inquietante. Tú estás delante suyo pero él no sabe qué hace delante tuyo. Es como si acabara de despertar de un trance divino totalmente desorientado y sin saber qué está haciendo ahí, con ese tío que dice “Me llamo Sergio. ¿Y tú? ¿cuál es TU NOMBRE?”
Alumno 12: El profe-estudiante de Italki
Frase: “También soy profe en Italki. Espero que tus clases sean igual de buenas que las mías”.
Estos profesores que dan clases en Italki y que deciden tomar clases de español son en general mucho más exigentes que otros alumnos. Saben cómo dar clase y esperan que tú sigas su misma filosofía.
Afortunadamente todos los profes hablamos un mismo idioma y nos acabamos poniendo de acuerdo.
Sergio soy yo. Tú eres mi estudiante. Esta es mi clase. Ese es mi perro.
Alumno 13: El reloj solar
Frase: “¿Quedamos a las 2? Pues te voy a dar una sorpresa: voy a aparecer cuando me dé la gana“.
No es que sea impuntual… es que la impuntualidad es una condición social establecida y aceptada universalmente en su realidad cercana.
No le importa en absoluto llegar 15 o 20 minutos tarde. Pero sí que le importa no recuperar esos 15 o 20 minutos.
Cree que el profesor está en frente del ordenador esperándole porque no tiene nada más que hacer. Él es divino cuyo tiempo es eterno, tú un mortal que estás perdiendo tiempo de tu vida.
Cree que el tiempo lo determina el Sol. Lástima que sea domingo, esté nublado y el reloj no funcione para su profesor.
Alumno 14: El astronauta de la NASA
Frase: “Este es un pequeño paso para el hombre y un gran paso para el la… humm…mmm….cre…o…sssshhhh. que la co…nexxxxi….on…”.
Sí, bueno, que no funciona.
Un día te lo perdono. Lo de dar clase con un micro cutre y que tenga el ordenador a todo volumen para que el susurro de tu voz se convierta en un sonido más o menos inteligible ya no.
¿Qué estás, en una nave del espacio exterior de la NASA? Anda, aterriza en la Tierra y vete directamente a comprarte un paquete de ADSL con WIFI para tus clases online.
Alumno 15: El chino
Frase: “Hay un problema… vivo en China. Fin.”
No le funciona ni Google Docs, ni Youtube, ni Google Presentation, Skype va a la mitad…
Además, quiere hacerlo más difícil: una clase por el móvil.
Pretende que uno se suba a una montaña y que encienda una hoguera para comunicarse con señales de humo.
“Pero lo podemos hacer con WeChat”. Ya, pero si tengo 15 alumnos y uno de ellos es especial porque me obliga a cambiar todas mis herramientas por una hora a la semana, ese alumno deja de ser especial.
Alumno 16: El tertuliano
Frase: “Espera, espera, que te voy a contar una cosa. Siéntate y reserva todo el fin de semana, que con suerte acabo”
Le gusta hablar. Hablar mucho. Por los codos. Hasta que el mundo se acabe.
Concibe la clase como una tertulia televisiva de temas intrascendentes o como una tarde de café con un amigo que no ha visto en mucho tiempo.
Dejas de ser docente para convertirte en psicólogo, oyente, mejor amigo, lo que sea. Le proporcionas un momento de charla y alivio en su vida.
¿Gramática, vocabulario, aspectos lingüísticos? ¿Planificación de clases? ¿Objetivos? ¿Deberes? Hablar. Yo lo que quiero es hablar y tú escucharme.
Alumno 17: Yo soy tu madre
Frase: “He visto muchas telenovelas, así que mi español es de nivel avanzado”.
Lástima que no pueda decir ni una palabra en español más allá de “yo soy tu madre”, “estoy embarazada”, “no te lo perdonaré jamás, ¡bruja!”.
Me refiero a ese tipo de estudiante que tuvo la fortuna de ver mucha televisión de habla hispana cuando era niño o niña (principalemente telenovelas mexicanas), pero no de producir en español.
El resultado es un estudiante que es capaz de comprender prácticamente todo lo que dices pero no poder hablar ni papa.
Eso no sería un problema si muchos de ellos creyesen que “entender” no significa necesariamente “producir” o, incluso peor, “ser usuario de la lengua de nivel B2”.
Alumno 18: El miembro de la secta religiosa Duolingo
Frase: “Duolingo es mi Dios y no acepto nada más allá de mi divinidad electrónica en traducción literal”.
Duolingo, Quizlet, Busuu, Babel… o cualquier otra herramienta online destinada a aprender español mediante un sistema informático. En la mayoría de casos mediante la gramática-traducción del griego y latino clásico.
Contactas con él y te dice que ya se sabe el pretérito perfecto, el indefinido, el imperfecto y el subjuntivo. Le haces la prueba de nivel y no sabe ni presentarse.
Con suerte, puedes avanzar a trompicones.
Su Dios electrónico le ha dicho que tiene ese nivel, así que le sitúas en un nivel B1. En dos clases te das cuenta de que tiene vacíos importantes propios de un nivel inicial. Vuelves a contenido anterior, pero su Dios electrónico le dice que eso es pecado, que no puede volver ahí porque arderá en el infierno de la lengua maldita.
Le propones clases comunicativas para solventar aquello que su Dios no le pudo ofrecer, y él insiste en traducir literalmente cada palabra y en utilizar el significado literal en cada conversación.
Te desesperas y decides regalarle una cuenta premium en Duolingo.
¿Crees que hay más alumnos online?
Si alguna vez has soñado en independizarte de las plataformas y en dar tus propias clase sonline, que sepas que vas a conocer a más tipos de alumnos.
Por eso, si alguna vez quieres vivir de algo más que de tus clases online, que sepas que existen 10 alternativas para que vendas tu valor como profe.
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